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  • Valeria Cruz

Un día en Aveiro

Aveiro es una de esas ciudades que puedes visitar en un día, se encuentra a 75km de Porto y se llega en auto, tren o colectivo. Nosotros salimos por la mañana desde la estación de trenes Sao Bento, que se encuentra en el centro de la cuidad, el boleto nos costó 3,55 euros y duró alrededor de hora y media.


Lo primero que hicimos al llegar fue recorrer el centro y tomar fotos sus canales, puentes y sus famosos “Moliceiros”, barcos que hacen recorridos y tours para turistas. También encontramos el Puente de los Lazos (Ponte Laços de Amizade), repleto de colores que adornan sus barandas.

Luego optamos por pedalear, tomamos dos bicicletas “Bugas” que ofrece el ayuntamiento de manera gratuita para conocer la cuidad de una manera más sustentable, tan sólo basta dejar alguna identificación en la oficina y puedes usarla hasta por dos horas en la zona céntrica.



Visitamos las Salinas de Aveiro, uno de los lugares imprescindibles para visitar. La extracción de sal estuvo ligada por muchos siglos a la economía no sólo de la cuidad, sino también de la zona, y aunque esta actividad se ha ido reduciendo, todavía hoy en día se puede ver la recolección artesanal. Se encuentran a tan sólo 10 min en bicicleta del centro, ó 15 min caminando.


Volviendo de las Salinas pasamos por un conjunto de edificios de estilo modernista, situados junto al canal principal y el Museo de Art Decó. La cuidad está repleta de edificios de este estilo e inclusive se puede seguir la Ruta del Modernismo para conocer más a fondo este aspecto de la cuidad.

Casas coloridas sobre a Ria

El Barrio Beira Mar es uno de los lugares más visitados, en un principio fue el barrio de los pescadores, pero hoy podemos apreciar una mezcla de edificios elegantes, almacenes de barrio y pintorescas casas. También allí se encuentra la Plaza del Pescado (Praça do Peixe), donde todas las mañanas puedes conseguir pescado fresco. Desde esta plaza parten las estrechas calles que conforman el barrio y donde hay mucho ambiente con bares y restaurantes.

Después del mediodía, tomamos el colectivo a Costa Nova para ver sus coloridas casas y su hermosa playa. Antiguos almacenes de utensilios de los pescadores, actualmente se han convertido en pintorescas casas de madera que son el lugar perfecto para pasar unas vacaciones cerca de la playa, que tiene varios kilómetros de longitud y buenas olas para esos amantes del surf.



En el lado norte se encuentra la Playa de Barra, ideal para dar un paseo a través de las pasarelas de madera y ver el faro más alto de Portugal. Allí vimos el atardecer acompañados de unos pasteles de nata y unos buenos mates argentinos antes de emprender la vuelta hacia Porto.



Aveiro es una de esas ciudades pequeñas que valen la pena conocer, con sus calles y canales llenos de encanto, su gastronomía típica, y diversas actividades para todos sus visitantes.




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